Los perros son criaturas expresivas, afectuosas y leales. Sin embargo, no pueden decir con palabras cuando algo les duele o les molesta. Depende de nosotros, sus cuidadores, saber leer las señales que nos muestran con su cuerpo, sus hábitos y su comportamiento. Muchas veces, esas señales son sutiles y pasan desapercibidas hasta que el problema se agrava.
Este artículo está diseñado para ayudarte a identificar las señales más comunes de que tu perro necesita atención, ya sea por cuestiones físicas, emocionales o conductuales. Saber interpretarlas puede marcar la diferencia entre una intervención a tiempo o una complicación innecesaria.
¿Por qué es importante detectar señales tempranas?
La detección temprana de señales de alerta puede:
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Evitar enfermedades más graves
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Ahorrar tratamientos costosos
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Mejorar el pronóstico de recuperación
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Prevenir sufrimiento innecesario
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Fortalecer el vínculo entre humano y perro
Un perro no finge. Si muestra algo fuera de lo habitual, debemos prestarle atención.
1. Cambios en el apetito
Comer menos o rechazar la comida
Uno de los primeros signos de que algo no anda bien. Si tu perro, que solía comer con entusiasmo, empieza a rechazar la comida, puede deberse a:
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Dolor dental
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Problemas gastrointestinales
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Estrés
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Fiebre
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Infecciones internas
Importante: Si no come nada durante más de 24 horas, consulta al veterinario.
Comer más de lo habitual
Puede indicar ansiedad, problemas metabólicos o incluso enfermedades como diabetes o hipotiroidismo.
2. Cambios en el comportamiento
Agresividad repentina
Un perro que antes era tranquilo y de pronto empieza a gruñir, morder o evitar el contacto puede estar:
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Con dolor físico
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Estresado
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Sintiéndose amenazado
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Experimentando disfunción cognitiva (en perros mayores)
Apatía o letargo
Un perro que ya no quiere jugar, caminar o moverse como antes, podría estar sufriendo:
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Dolor muscular o articular
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Enfermedades internas
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Depresión o aburrimiento extremo
Ansiedad o nerviosismo excesivo
Si tu perro se muestra inquieto, jadea sin razón, ladra constantemente o no puede quedarse quieto, puede tener:
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Ansiedad por separación
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Miedo a ruidos (tormentas, fuegos artificiales)
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Problemas neurológicos
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Necesidad urgente de gastar energía
3. Cambios en las rutinas del sueño
Dormir más de lo normal puede ser señal de:
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Fatiga
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Dolor crónico
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Depresión
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Envejecimiento
Dormir muy poco, en cambio, puede indicar ansiedad, incomodidad o enfermedades que afectan el sueño.
4. Cambios en la forma de caminar
Un perro que cojea, arrastra las patas, se sienta de lado o evita saltar, casi siempre está sintiendo dolor físico. Las causas pueden ser:
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Lesiones en articulaciones
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Golpes o torceduras
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Espinas o cuerpos extraños en las patas
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Displasia de cadera
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Artritis
No esperes a que el problema se agrave. El diagnóstico precoz es clave.
5. Jadeo excesivo o dificultad para respirar
Aunque el jadeo es normal en los perros, especialmente después del ejercicio o en días calurosos, si tu perro:
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Jadea incluso en reposo
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Respira con esfuerzo
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Tose o hace ruidos extraños al respirar
…podría tener problemas respiratorios, cardíacos o fiebre. Es una señal que no se debe ignorar.
6. Cambios en la piel o pelaje
El estado del pelaje es un reflejo directo de la salud del perro. Señales de alerta incluyen:
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Pérdida de pelo localizada o excesiva
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Costras, enrojecimientos o bultos
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Mal olor persistente
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Caspa o descamación
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Picazón constante
Estas señales pueden deberse a:
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Alergias alimentarias o ambientales
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Infecciones por hongos o bacterias
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Parásitos externos (pulgas, garrapatas, sarna)
7. Problemas digestivos
Diarrea o vómitos frecuentes
Uno o dos episodios pueden no ser preocupantes. Pero si persisten o vienen acompañados de otros síntomas (fiebre, apatía, sangre en las heces), es hora de visitar al veterinario.
Estreñimiento o dificultad para defecar
Puede deberse a obstrucciones, falta de fibra, deshidratación o incluso tumores. No lo dejes pasar.
8. Cambios en el consumo de agua
Un aumento repentino en la cantidad de agua que bebe puede estar asociado a:
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Diabetes
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Insuficiencia renal
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Infecciones urinarias
Por el contrario, si tu perro deja de beber agua, corre riesgo de deshidratación, especialmente en días calurosos.
9. Lamerse o morderse constantemente
Cuando un perro se lame una pata, una zona de su cuerpo o la base de la cola de manera repetitiva, puede indicar:
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Dolor localizado
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Infección en las glándulas anales
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Presencia de parásitos
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Ansiedad
Algunos perros se automutilan por estrés o aburrimiento. Es vital actuar rápido.
10. Comportamientos repetitivos o compulsivos
Dar vueltas en círculo, morder el aire, perseguirse la cola constantemente o lamer superficies sin razón aparente pueden ser señales de:
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Trastornos neurológicos
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Ansiedad severa
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Problemas sensoriales
Estos comportamientos no son “graciosos” ni deben ignorarse.
11. Mal aliento persistente
El mal aliento puede ser señal de:
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Placa bacteriana
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Infección en las encías
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Problemas digestivos
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Diabetes (aliento dulce)
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Insuficiencia renal (olor a amoníaco)
La salud bucal influye directamente en el estado general del perro.
12. Cambios en los ojos
Presta atención si notas:
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Enrojecimiento o inflamación
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Ojos nublados o pérdida de brillo
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Lagrimeo excesivo o secreción
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Dificultad para ver o moverse en la oscuridad
Podría tratarse de conjuntivitis, cataratas, úlceras o glaucoma. La atención oportuna puede evitar la pérdida de visión.
13. Comportamiento antisocial
Un perro que evita el contacto humano o con otros animales, se aísla o se esconde, probablemente esté:
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Con dolor
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Deprimido
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Pasando por un proceso emocional (duelo, cambios en la familia)
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Experimentando deterioro cognitivo
La socialización también es una forma de salud.
14. Secreciones extrañas
Cualquier secreción anormal debe observarse de cerca:
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Nariz: secreción espesa o con sangre
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Oídos: mal olor o pus
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Genitales: flujo excesivo, color anormal o sangre fuera del ciclo
Estas secreciones son signos de infección o desequilibrio hormonal.
15. Olfato de tutor: cuando algo simplemente “no es normal”
A veces, más allá de las señales objetivas, simplemente sientes que algo no está bien con tu perro. Tal vez lo conoces tanto que notas que “ya no es el mismo”.
Confía en ese instinto. Llamado “olfato del tutor” por algunos veterinarios, esa sensación suele tener razón.
Qué hacer si notas alguna de estas señales
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Anota todo lo que observes: duración, frecuencia, entorno donde ocurre.
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Evita automedicarlo: muchos medicamentos humanos son tóxicos para perros.
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Consulta con el veterinario: si es algo persistente o preocupante, no lo postergues.
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Aísla el estímulo: si sospechas que algo en casa le hace mal (comida, perfume, productos de limpieza), elimínalo por precaución.
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Refuerza la rutina: el estrés a veces se manifiesta por cambios en los horarios, salidas o ausencia del tutor.
Mejor prevenir que curar
Además de estar atento a las señales, es clave tener una rutina de cuidados que incluya:
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Visitas al veterinario al menos una vez al año
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Vacunas y desparasitaciones al día
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Alimentación adecuada a su edad
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Actividad física y estimulación mental
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Higiene regular (baños, cepillado, corte de uñas)
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Amor, paciencia y observación constante
Detectar a tiempo un malestar puede salvar la vida de tu perro. Estar atento a su lenguaje corporal, a su energía y a sus hábitos es una forma de demostrarle amor verdadero. Ellos siempre nos están diciendo cómo se sienten… solo necesitamos aprender a escuchar.